domingo, 9 de diciembre de 2012

GEYPERMAN KARATECA

Hoy voy a presentar la magnífica redición del equipo de kártate del Geypeman que he conseguido gracias a Juama (Hobbycrash). Juanma está haciendo un buenísimo trabajo con sus espectaculares "clones" de los originales Geyperman. De esta forma está manteniendo vivo nuestros recuerdos infantiles. 
Como de todos será sabido, sobre todo los aficionados a Geyperman, el equipo de kárate no se vendía en tiendas, solo se podía conseguir a través del recortado de estrellas que venían en las cajas de los muñecos en cuestión, y se pegaban en un cupón que iba dentro de los equipos.

Yo que fui una niña de los 80, poco me pillaron estas geniales figuras de acción. Sin embargo, como ya he dicho en alguna ocasión a lo largo de mi blog, sí he jugado mucho con ellos, ya que los tuve por herencia de mi tío José María. Recuerdo que me encantaba subir a la buhardilla de la casa de mi abuela Pepa porque sabía que allí estaban los "tesoros" de infancia de mi tío y para mí eso era muy importante.
¡Madre mía, qué recuerdos! Todavía recuerdo el olor, la luz y el ruido de los coches al pasar por debajo de nuestra calle, ya que los balcones de la buhardilla daban al exterior, así como el sonido de nuestras pisadas al andar por aquel suelo de madera, tan típico en las construcciones de los edificios del centro de Madrid y en concreto de los de mi barrio, Callao. 
Me encantaba subir con mi hermano y mi abuela, a aquel desván, pues me sentía como un corsario que llevaba a su joven grumete a una isla con muchos tesoros, los cuales hacían las delicias de cualquier niño de los 80 como era nuestro caso.
Y entre aquellas joyas estaban ellos, los Geyper. Mi tío tenía algunos, que más adelante en otras entradas iré mostrando. Evoco algo que me llamó la atención y es que entre sus cosas de geyperman, encontré un cartón rojo con estrellas pegadas pero incompleto .... ¿Por qué tenía ese "papelajo" entre sus muñecos?, ¿qué importancia tenía para él?, ¿por qué lo dejó incompleto?, ¿por qué no lo tiró? ... En un momento me asaltaron un montón de interrogantes, que tenía que solucionar, ya que como buena corsaria que acaba de recuperar un tesoro, necesitaba demostrar a mi grumete la importancia de esos bienes, del porqué era necesario conservarlos y qué es lo que los hacía tan especiales. Para ello era obligatorio dar respuesta a esos interrogantes que me asaltaron en un momento.




Cartón redición al que venía en los blisters.

Así que empecé con el interrogatorio de turno. Primero a mi abuela y por supuesto a mi tío, el cual por aquellos días fríos ochenteros ya era un adolescente pendiente de otras cosas antes que de sus juguetes. Pero me explicó que él, se quedó con ganas de tener un karateca geyperman, ya que para conseguir el traje necesitaba rellenar ese cupón que yo encontré entre sus cosas y así poderlo canjear pues no se vendía directamente en las tiendas.
A mí eso me llegó al alma y cuando me enteré que Juanma sacaba una redición del karateca no lo pude evitar y fui a por él. De esta forma aquello que fue tan deseado por mi tío en su niñez se convirtió en un tesoro para mí, pues lo que para él fue importante para mí lo era más, ya que él para mí era un referente en mis gustos. Ahora después de tantos años, aquella corsaria que navegó y sigue navegando por distintos mares y océnanos de recuerdos ochenteros formados por sabores, olores, música, cómics, películas pero sobre todo muñecos que tanto la marcaron en su infancia, por fin consiguió hacer realidad el sueño de su tío y el suyo, y por tanto cerrar un ciclo de interrogatorios y fantasías asociadas.





Supongo que mi tío se quedó con ganas de tener más modelos de muñecos Geyperman, pero hoy en día me sigue intrigando que quisiera aquel modelo. No recuerdo que él fuera un forofo de las artes marciales, sí es verdad que tenía algunos cómics de artes marciales que debieron salir en los años 70 cuando él era peque y que a día de hoy los conservo yo, aunque tengo que reconocer que no sé donde los tengo (cuando aparezcan los mostraré). La verdad, que fue algo que me intrigó y hoy en día me sigue fascinando aquel misterio, de ahí que aunque nunca me han gustado las artes marciales, sí es verdad que me gusta todo lo relacionado con las mismas pero desde una faceta mitificada. Claro no podía ser de otra forma,jjj. Voy a ir analizando mis vínculos con las mismas.

Hubo una extraordinaria o al menos diferente, serie americana de los años 70 que nos contaba la historia y aventuras de un joven monje chino shaolín que huyendo de su China natal se refugia en los EEUU, en la época del viejo oeste. Allí se enfrentará a sus nuevos enemigos e incluso a los viejos, sin armas, solo a través de su habilidad con las artes marciales y por supuesto con su fuerza interior. Con esta serie descubrí no solo un nuevo estilo de vida influenciado por una nueva filosofía espiritual sino una nueva forma de lucha. Además hubo otro aspecto que me llamó la atención y fue el hecho de que en el viejo oeste no solo había indios, colonizadores, buscadores de oro, militares, predicadores, ... sino que hubo afincada una pequeña comunidad de habitantes de origen chino y eso se ve reflejado en esta serie y por supuesto el trato que recibieron de aquellos habitantes americanos.



Fue el primer acercamiento que tuve al mundo de las artes marciales tras el descubrimiento del cartón de mi tío. jjj, no podía ser de otra forma, a través del cine, bueno en este caso mediante serie.
A pesar de ser una serie de los 70, continúo estando presente en los 80 de ahí que yo la viera en alguna reposición y se me grabara aquel chascarrillo mítico: "Pequeño Saltamontes". Es curioso, y esto lo hago a modo de reflexión personal: "En aquellos años una serie, una frase, una película, una música, un mensaje, .... duraba años y años en las mentes de las personas, cosa que hoy en día eso no ocurre, es como si las creaciones de las gentes de hoy en día pasaran de moda al momento, no sé, como si caducaran al instante. Antes cualquier serie, película o show televisivo eran tema de conversación entre adultos y niños, en los trabajos, en los recreos,... etc. Ahora, es como que hay prisa, que no merece la pena saborearlo, a veces me da la sensación que no tengo derecho ni a valorarlo pues alguien tiene prisa de meterme otra idea y así sucesivamente. De esta forma mi cerebro queda saturado de información sin archivar ni organizar y es como si no hubiera visto nada. No sé, es algo que me ocurre en estos tiempos de la sociedad de la "alta tecnología" y antes no me ocurría. En fin, .... esto es tan solo una simple y vaga reflexión que hago de las sensaciones que tengo comparándolas con las de cuando fui niña."


Por aquellos iniciados años 80 empezó a ponerse de moda pero de forma tímida aquello de las clases extraescolares. ¿Lo recordáis? Sí, claro que os acordaréis pues era como ahora, la diferencia radica en que antes iban solo un puñado de niños la mayoría de forma voluntaria  y en estos momentos van en aluvión y como algo obligatorio.
Bueno, pues viendo este muñeco no sé porqué  me traslado a aquella época de frías tardes de invierno ochenteras en donde estabas deseando salir del cole para irte a tu casa a merendar, ver Barrio Sésamo y ponerte hacer los deberes y luego jugar un poquito antes de cenar. El caso es que rememoro aquellos tiempos en donde se empezaban a ver niños pero de forma muy discreta, que según venían del cole se cambiaban y unos se ponían una especie de bata blanca con cinturón y se iban al gimnasio hacer Judo o Karate y otros (generalmente niñas), se ponían aquellos maillot que empezaban a ponerse de moda y se recogían el pelo con un moño donde se ponían una redecilla y se iban también al gimnasio pero esta vez para hacer ballet. Recuerdo que en frente de mi casa había un gimnasio donde fueron la mayoría de mis vecinos a practicar o bien arte marciales que se empezaron a poner de moda o ballet. Solían ir acompañados con sus padres, a los cuales les solía hacer más ilusión a ellos llevarlos y ver lo que hacían que muchas veces a los propios críos. Al menos esa la sensación que yo percibía desde mi visión como niña de aquellos entonces.
Menos mal que a mí ni a mis padres les dio por apuntarnos a clases extraescolares, me hubiese quitado tiempo para mis estudios y sobre todo para disfrutar de mis juegos con mi hermano y mis muñecos así como de leer cómics y ver la tele entre otras cosas.
Francamente nunca entendí eso de apuntarme a una actividad para darme golpazos con otro aunque fuera de una forma más "espiritual, mística y sabia".




Ver este muñeco es como asomarme al balcón de mi casa y ver a los niños en un ir y venir al gimnasio en aquellas frías y largas tardes ochenteras.

Supongo que gran parte de los niños que se apuntaron por aquellos entonces a hacer Karate estaban influenciados por un éxito ochentero por antonomasia del cine: "Karate Kid". ¿Quién no se acuerda de aquello de: "Dar cera, pulir cera"?
Esta película sí que me gustaba a mí. Yo nunca la ví con ojos de artes marciales, yo la veía como una niña que le gustaba el cine y además por aquellos entonces, en concreto año 84, le gustaba ver historias que por una u otra causa la dejaban mella,  con  personajes que por una u otra causa se identificaba o sentía empatía. Este film se ha convertido con el paso de los años, aún con argumento elemental en un clásico del cine de juventud de los 80. Por supuesto, siempre al lado de Los Goonies y Regreso al futuro.
Me encantaban las enseñanzas misteriosas-filosóficas de un maestro japonés llamado Sr. Miyagi y su aprendiz Daniel Larusso. La historia me captó supongo que por su sencillez, su simpleza de mensaje y sobre todo sus frases antológicas del siempre recordado Sr. Miyagi. Tuvo tanta popularidad que el film dio pie a una saga de  películas y recientemente a un remake.
Otra de las causas por las que me gustaba este film fue porque lo protagonizó un chico llamado Ralph Macchio, actor de moda en los 80 entre los ambientes juveniles, aunque se encasilló en este papel y no hizo nada más interesante. A excepción claro está (pero esta incluso fue antes), de Rebeldes (Francis Ford Coppola,1983). Magnífica película de culto de este director que juntó a toda una generación de actores de los 80: Cruise, Lowe, Swayze, Dillon y por supuesto Macchio y de los que a día de hoy solo sigue actuando y con gran prestigio dentro de la industria Tom Cruise.


¡Qué generación de auténticos rebeldes!









Pero desde luego si hay algo que he mitificado respecto a las artes marciales y por lo tanto me gusta ver  series o film con cierta temática de las mismas se la debo al Gran Maestro, a la leyenda del Dragón: Bruce Lee. 
Recuerdo lo importante que por aquellos entonces era y como se ponía de moda pues en los gimnasios solía ver muchas fotos de él. Así que cuando tuve ocasión me puse a investigar sobre este señor y a ver algunas de sus películas y entendí porqué se le considera el mejor y por tanto porqué es un mito.
Verlo a él luchar en sus películas es como ver a Fred Astaire bailando, te lo ponen tan fácil que te da ganas de levantarte para hacer lo mismo y cuando lo haces te das cuenta que no es tan elemental como parece. Te da tanta alegría visual verlo, por la limpieza en sus golpes, por su sutileza y destreza que te quedarías horas viéndolo.










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