domingo, 4 de septiembre de 2016

FLAN CHINO MANDARÍN

Uno de los postres que más me gustaban y que recuerdo con especial cariño es sin duda el Flan Chino Mandarín, que hacía mi madre.



El día que hacía este dulce lo rememoro como una fiesta. Muchos os preguntaréis el porqué. Muy sencillo. En los 80, no era habitual encontrar en los supermercados, que ya empezaban a aflorar en los barrios madrileños, un espacio dedicado a los lácteos con tantísima variedad como los hay ahora. En aquellos momentos, con haber yogures de sabor a fresa, plátano y coco, natillas y petisuit íbamos repletos. Es más, recuerdo cuando llegó la copa dalky que eso fue toda una revolución. Pero ese acontecimiento será para evocarlo en otro momento, jjj. 



Así que, como no había flanes en los supermercados tocaba hacerlos en casa. Para ello había gran variedad de marcas pero las que destacaban era la Royal y el Mandarín. No sé porqué, a mí particularmente me gustaba más la de la marca mandarín. 



Mi madre solía hacerlo como premio, ya que tampoco por aquellos felices 80 después de comer nos tomábamos un flan o yogurt, jjj. Al contrario, comíamos fruta de temporada.

Llegar del colegio y que te dijera que comíamos flan chino era un momento de celebración.

Nunca olvidaré el formato de la caja de color azul con la imagen de un chino mandarín, así como el olor de los sobres. Eso era lo mejor. Me acuerdo, si el momento lo permitía (que no tuviera deberes o que jugar), sentarme en una banqueta de la cocina y ver como ella iba preparando el flan siguiendo la famosa receta del mandarín, mientras manteníamos algún tipo de conversación. ¡Qué momento más emocionante y a la vez dulce! 



Una de las cosas que más me gustan de mi infancia es el hecho de haber podido pasar mucho tiempo junto a mi madre. Pasarme horas hablando con ella mientras preparaba la comida, cena o algún capricho dulzón... eso no tiene precio. Gracias mamá por la paciencia, el cariño y el amor incondicional que nos profesaste a los tres. Nunca te olvidaremos.



Y como no podía ser de otra manera el flan chino vino acompañado de muñecos promocionales. Este que presento es uno de ellos, pues hubo alguno más. 
Como coleccionista de muñecos no me pueden faltar todos los que fueron publicitarios. Pues me traen a la memoria la sensación de regresar a mi infancia por unos instantes y así poder revivir algunos de los momentos más memorables de mi historia.