lunes, 11 de marzo de 2013

UN PASEO POR EL RASTRO-2ª PARTE

Siguiendo con el hilo de mis salidas domingueras al Rastro, os voy a presentar el tesoro con el que me topé allí hace unos días. 
Se trata de una figura que pertenece a una colección de la que ya he hablado. En concreto, presenté a dos muñecos de la misma colección y ahora os muestro este tercero.

Es esta preciosidad.



Sí, efectivamente es el cuatrero-vaquero perteneciente a la singular historia del cómic: "El Regreso de Bruces Wayne", del que ya en su momento hablé.


La verdad que no me lo podía creer cuando lo vi en un puestecillo, a él junto a dos de sus compañeros. No  lo pude evitar y me lo traje.
El Rastro para mí es, como ya he dicho alguna vez, un paraíso donde suelo encontrar muñecos que se adaptan a mis necesidades. Encontrarlos me permite: completar colecciones, otras veces descubro rarezas y  me voy a casa más feliz que una perdiz y otras veces (la mayoría), suelo encontrar muñecos sin blisters lo cual es mejor porque me cuestan algo más baratillos y mi bolsillo no se altera demasiado, jjj.
Bien, pues este ha sido el caso de este chiquitín. Cuando salió a la venta no lo adquirí. No porque no me gustara (que me encanta), sino que valorando los precios de los blisters de la colección, no podía tenerlos a todos, así que me decidí a comprar a los dos primeros que estaban en mi lista de preferencias.


Francamente, me conformé con estos dos y me olvidé de la colección. Pero al verlo el otro día en el tenderete y las magníficas condiciones en que estaba no me lo pensé y le dije: " Vente para casa que dos de tus amiguitos te esperan. Ya verás que bien te lo vas a pasar con tu dueña, tus compañeros y el resto de kekos que conocerás y te harán sentir lo que eres". ¡Cuántas conversaciones absurdas se pueden llegar a tener incoscientemente con un trozo de plástico tallado con forma de muñeco,jjj!



Sincermante, en el momento que salió la colección me costó mucho decidirme por cual de ellos elegía según el presupuesto que tenía. Así que analicé la situación y en claro saqué: 
- Mi favorito, el que me iba a llevar sí o sí  y el que no me iba a llevar porque no me gustaba.
El problema vino en elegir el segundo de las dos figuras que me podía permitir. Por eso verlo el otro día en el Rastro fue verdaderamente como rescatar un tesoro. Esa fue la sensación que tuve, que allí estaba mi tesoro esperando a que lo rescatara.




Esta figura articulada me gusta mucho no en sí por a quien representa, sino por los recuerdos que me afloran y asocio cuando la tengo delante. No lo puedo evitar, siempre se me presentan en mi mente aquellos cuatreros de las magníficas películas del oeste que se hicieron allá por los fines de los 60 y sobre todo en los 70. Aquellos films que me gustaba ver en casa de mi abuela Pepa, después de comer, en la tranquilidad de la sobremesa, donde se respiraba silencio en las calles hasta la hora de apertura nuevamente de los comercios, y solo escuchábamos el ruido de la estufa de butano y los diálogos del doblaje de las pelis de Eastwood que me transmitían esa sensación de paz y silencio, así como de parsimonia que percibo siempre que veo sus films en general y en particular las del oeste.



En los años 70 asistimos al ocaso del Oeste Americano, mejor dicho del "Western Holywoodiense", al que estábamos acostumbrados. Es decir, aquel que se rodó durante los años 40-50 y que nos dieron magníficos títulos, algunos de los cuales son obras maestras. Fue el inicio del fin de aquel género, en el que siempre piensas cuando te preguntan: ¿te gusta el cine del oeste? Aquel donde hay vaqueros, o mejor dicho Cowboys, término que empezamos a usar del inglés al español y que nos hacía sentir más políglotas, jjj, en donde hay indios, con sus poblados y sus tipis, sus leyendas, sus valores con la naturaleza, sus dioses,... y empezamos a aprender una retahila de nombres de naciones indias: Comanches, Apaches, Pies Negros, Sioux, Cherrokees,... etc, en donde hay tratados de paz que siempre se rompen por culpa de algún alma rebelde (generalmente india), que no se quiere someter a la santa voluntad del rostro pálido (o al menos eso intentan hacernos creer pues la mayoría de las veces son los propios militares y colonos los que lo rompen), en donde se fuma la pipa de la paz, en donde está el Séptimo de Caballería y el resto del ejército americano, todos ellos tan guapos con esos uniformes yankis que a más de una y uno han encandilado y les han hecho fantasear con su futuro,jjj. Aquel género en el que descubrimos y nos enamoramos de actores de la talla de Gary Cooper, James Stewart, Kirk Douglas, Henry Fonda, Richard Widmark,... y por supuesto el Cowboy por antonomasia John Wayne. 

Algunas de esas películas a las que me refiero podrían ser:

- "Solo ante el peligro" (High Noon)




- "La conquista del oeste" (How the west was won)



- "El árbol del ahorcado" ( The hanging tree)





- "Horizontes de grandeza" (The big country)





El caso es que a medida que nos acercábamos a los 70 este género se fue apagando o mejor dicho fue evolucionando contando otro tipo de historias quizás más acorde a las realidades sociopolíticas que tenían por aquellos entonces el pueblo americano, tenían otras estéticas y otras músicas, ... Fue la época en la que apareció un tipo de films que apodaron  Spaguetti Westerns, cuyo máximo exponente como director fue Sergio Leone y uno de sus actores fetiches, el que mejor  ha paseado el poncho mejicano y ha mascado el tabaco. Sí, me refiero al Señor Eastwood.




Nos encontramos ante los inquietantes años 70, en donde los yankis no ganaban para disgustos ni en lo social ni en lo político. Que si Waltergate para arriba, Vietnam para abajo, crisis del petróleo por un lado, protestas y manifestaciones por otro,... En realidad, estaban embarcados en una crisis de valores que se reflejaba en su día a día. Situación que se vio reflejada en la música y sobre todo en el cine. En el cine no solo a nivel técnico (me refiero en la forma de rodar, de contar las historias, en el vestuario, peluquería,... etc) sino también en los mensajes de denuncia a los acontecimientos tan caóticos que tenían encima. 
A veces pienso que era una forma de pedir SOS ya que así no podían seguir. 
Un claro ejemplo en donde podemos observar las denuncias sociales, políticas, administrativas, ... y porqué no, el desencanto que tenían encima algunos ciudadanos ante tanta mala gestión (al menos así nos lo vendieron), se puede encontrar en las magníficas películas policiacas. Buenos exponentes son Sérpico, French Connection, Tarde de perros, Asalto a la comisería del distrito 13 y por supuesto la saga de Harry  y Shaft.

Teniendo como telón de fondo este contexto, en donde abundan los jaleos de corrupción, denuncias, revueltas, violencia callejera,... etc somos testigos del ocaso del género del oeste.

Como decía al principio de mi entrada y por tanto volviendo a mi keko, el protagonista absoluto de la misma, siempre que lo veo y posiblemente sea por eso que me guste, me acuerdo de los cuatreros que solían salir en los films del oeste de Clint Eastwood.




En concreto, me recuerda a los cuatreros que salen en films como:

- El fuera de la ley.
- El jinete pálido.
- Infierno de cobardes.

Películas en donde suelen salir los cuatreros con las típicas gabardinas hasta los tobillos y sembrando el mal en equipo, dirigidos generalmente por el cacique o mejor dicho el "listillo" del pueblo, que se suele quedar al margen de las fechorías. Habitualmente, suele ser el papá del líder del grupo, y éste último a su vez es el "gallito" del equipo ya que su papá le suele proteger. 

Pero si hay un film donde abundan este tipo de individuos con guardapolvos hasta los pies, es en esta magnífica película de Sergio Leone, "Hasta que llegó su hora" (Once upon a time in the west, 1968) y en donde destaca por encima del propio film su estupenda banda sonora que corrió a cargo del maestro y genio Ennio Morricone.



Para muchos el mejor film de Leone.

En fin este es mi "cuatrero batmanero" y como diría Eastwood con la tranquilidad que le caracteriza : " Es un tipo con agallas", jjj.





Escena de El Jinete Pálido