sábado, 21 de julio de 2012

¡MI DIABLO SOBRE RUEDAS!

Entre las referencias de playmobil hay una para mí que brilla por encima de las demás. Se trata de una referencia diferente por su diseño que la hace única y por tanto se ha convertido en una pieza clave en mi colección playmobil, y que ha adquirido un significado especia, convirtiéndose en un objeto de culto más allá de un simple juguete de colección.

Os iré decubriendo por qué ha adquirido ese significado mítico para mí.
La pieza de la que hablo se trata de un camión. Pero no de un camión cualquiera, sino del mejor camión que ha fabricado playmobil para mi gusto. Efectivamente, playmobil ha ha creado muchas reseñas dedicadas a estos vehículos, pero este es único, es genuino, con un estilo propio y con un sabor muy, pero que muy americano. En definitiva es el CAMIÓN.

Hablo de la referencia 3817.



Es una pieza que no pude tener de pequeña entre otras cosas pues data del año 95, si no recuerdo mal y por esas fechas ya tenía la mayoría de edad y ya había dejado de jugar con muñecos. Así que fue imposible, más que por tema de dinerillo, por un tema de tiempo,jjj. Este hecho, llamémoslo temporal, no ha sido un problema pues cuando lo descubrí y me enamoré al instante de él lo compré. Sí es verdad que pensé: ¡Qué pena no haberlo tenido de peque! porque me hubiera permitido jugar a sentirme el conductor de un famoso camión cinematográfico, el cual sí descubrí siendo una niña. Se trata del protagonista de una película que no me dejó indiferente. 



Así que cuando vi la pieza por primera vez, se me vino a la cabeza el mítico camión del film que tanto me impresionó en su momento, y pensé que si lo hubiera tenido de niña en esos momentos del descubrimiento de la peli me hubiese ayudado a desarrollar todavía más mi imaginación jugando con él. 



El famosísimo camión de cine con el cual asocio a mi camión de playmobil, no es otro que el llamado: "Diablo sobre ruedas", protagonista del film con el mismo título, (Duel, de Spielberg): el típico camión americano que recorre las pintorescas carreteras solitarias secundarias americanas. 




"El diablo sobre ruedas", fue de las primeras películas de Spielberg y para mí la segunda (que recuerde) que vi de este estupendo director, después, claro está, de ET.
Si tuviera que salvar tres películas de su filmografía lo tendría clarísimo: ET, La lista de Schindler y por supuesto ésta: Duel. El motivo muy sencillo: creo que estos films resumen de una forma clara y precisa los temas que más le han interesado contar y compartir con nosotros. Para mí Spielberg, es un director sencillo en lo que ha géneros se refiere. Es decir, en su filmografía (magnífica por supuesto) podemos ver tres temas claros: terror, extraterrestres y por supuestos judíos. Sí es verdad, que ha tocado también la aventura, como lo hizo con  Indiana o Jurassic Park, pero en ellas siempre podemos ver alusiones al nazismo o a los extraterrestres. O por ejemplo, otra como el drama "El color púrpura", pero en el fondo cuenta algo  conocido: el rechazo a las personas ya sea por temas ideológicos, creencias o por el color de la piel.



Volviendo a "El diablo sobre ruedas", fue una película que me impactó en su momento y a día de hoy lo sigue  haciendo. Sigue sembrando ese miedo psicótico o pánico a lo que te puede pasar, como consecuencia del temor a lo desconocido. Tiene todos los condimentos de un buen thriller. Es psicótico, claustrofóbico, con una atmósfera desértica y calurosa, con un ritmo de acción rápido, hay un malvado que sale de la nada y no sabemos porqué,  pero decide ser tan malote (el conductor del camión) como pueda, y de esa forma nos mantiene a todos y muy en especial a su "presa" (el conductor del coche sobre el cual recae la pesadilla) en alerta y con el corazón en un vilo. Como buena película de suspense, incluso de   terror psicológico, que se precie, tiene una buena mezcla de emociones y por supuesto de intereses cognitivos, que son los que nos interesan a los que estamos intentando avisar a la víctima del camión de que coja otra carretera y así quitárselo de encima. Y por otro lado, damos brincos en el sofá  cada vez que vemos  aparecer de golpe o a lo lejos cuando menos no lo esperamos a este asesino con 6 u 8 ruedas.
Es increíble que, con un guión tan sencillo e incluso en apariencia aburrido y con escasos medios con los que se hizo, se consiguiera crear una auténtica joya del suspense.
Nos cuenta la historia de un sencillo hombre de negocios que va con su coche, un Plymouth Valiant, de regreso a casa por las famosas carreteras secundarias americanas, con ese fascinante desierto de fondo, el cuál se convierte en otro actor esencial en esta trama, ya que se juega con el silencio que se respira en un desierto,  a través de la única compañía posible en un lugar así: el sonido de la cascabel a lo lejos, el aire si sopla, el chillido de algún pájaro despistado, la chicharra (si es que las hay en esos parajes) y por supuesto la emisora local de la zona que seguro escuchamos en el coche del afectado por el pánico. Como digo, este  sencillo hombre de negocios que va camino de su casa por estas carreteras  se encuentra en su camino con un viejo y oxidado camión de diésel. Aquí empieza su pesadilla. Lo que empezó siendo un simple juego pasó a ser una macabra historia obsesiva del camionero por el conductor del coche.


En todo momento, el conductor del auto (Dennis Weaver), supo transmitirnos esa angustia y ese "yo no quiero estar en mi propio pellejo".
Esta turbia y extresante atmósfera la crea este viejo camión, gracias a que en ningún momento vemos a su conductor, a lo sumo una silueta de un hombre cuando lo enfocan a lo lejos o un brazo asomado por la ventana. Esto hace que  los espectadores en ningún momento perdamos el interés pues, al igual que el conductor, estamos deseando ver la cara de este malvado. Sí en cambio, vemos unos magníficos primeros planos del "morro" del camión acosando al conductor para  crear todavía más tensión y sudor en el conductor y en el espectador.


Gracias a estos detalles de realización  se consigue mantener ese ambiente terrorífico y a la vez espectante, en este juego peligroso que se trae el camionero con el conductor.


Al principio piensas como el conductor: que es un camionero puñetero y sin escrúpulos que disfruta fastidiando a otros conductores ya que en un primer momento parece que juega a no dejarle adelantar. En un segundo momento, te das cuenta que al camionero, efectivamente, le falta un tornillo por el grado de macabrismo que usa. Somos testigos de ello, a través de una escena en la que el camionero se echa a un lado para en principio darle paso y por tanto transmitir esperanza de que no pasa nada y que ha sido un simple juego subido de voltaje. Pero es ahí cuando descubres que no, pues en el momento en que está adelantándolo, el conductor se da cuenta que viene otro coche en sentido contrario con el que puede chocar frontalmente si no se retira a tiempo. A partir de aquí empieza la tortura psicológica y cada minuto va aumentando el nivel.
Otra escena clave en la película es la del restaurante. Ya que este señor para en un bar de carretera para tomar algo pero sobre todo intentar pedir auxilio, pues ni él mismo se cree lo que le está pasando. El tema es  que cuando se da cuenta ve por los cristales del local al camión aparcado y sin conductor. Lo imagina que está lógicamente dentro del bar con él. Ahí, se le crea más angustia y temor pues todos se convierten en sospechosos.Así el camionero consigue poner al límite al conductor, que en un impulso de pérdida de cordura se pelea con un cliente pensando que es el camionero. El problema es que este pobre hombre cada vez está más desquiciado porque la situación le está superando y tiene que pedir perdón y quedar como un zumbado. De esta forma, el camionero consigue lo que desea, que lo tomen al otro por trastornado. Así que, este humilde ciudadano, se sale a coger su coche para continuar su camino de regreso. Cual es su sorpresa, que en décimas de segundo y de la nada surge nuevamente al camión detrás de él. En este momento, te das cuenta al igual que el conductor que el camionero va a por él, y no va a parar hasta matarlo. Lo mejor de todo, es que sufrimos y tenemos la misma angustia, ansiedad, pánico y demás emociones que siente el conductor del coche a la vez que él, por lo tanto es como si nosotros fuéramos ese conductor y por tanto la presa de ese camión.



Analizando de forma inconsciente las películas que he ido viendo con el tiempo de Spielberg, llegué a identificar y establecer cierto paralelísmo entre Duel y otro famosísimo film de este cineasta: Jaws (Tiburón).
Considero a la desasosegante Tiburón una película en la misma línea que El diablo sobre ruedas. Es decir, se trata nuevamente de otro thriller en donde el camión es sustituido por un tiburón que aparece y desaparece cuando tú menos te lo esperas y cuando a él le da la gana, creando el pánico entre los bañistas y por supuesto entre los espectadores que en este caso nos identificamos con su protagonista, el siempre magnífico Roy Scheider.



Hay algo en esta película de "Tiburón" (Spielberg, 1975), que me encanta y para mí es primordial. Es más, creo que ahí radica parte de su éxito: la magnífica banda sonora que corrió a cargo del maestro John Williams y que por supuesto fue premiada con un Oscar.



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Es un tema inquietante y en algunos momentos terroríficos. Creo que consiguió recrear con sonidos lo que el director  transmitió con imagenes: ¡pánico y no querer volverte a bañar en una playa por mucho tiempo, e incluso por si acaso, ni en una piscina! La música en este film, se convierte en otro protagonista ya que te avisa en cada momento de lo que puede pasar. Por ejemplo, si el "pececito" está rondando y no se le ve, tú sabes que está cerquita  pues la música te está avisando, bien con un solo de cuerda o bien con la orquesta entera,jjj. Es decir, es una película que aunque es muy sencilla narrativamente, a nivel de thriller es fantástica pues supieron mezclar las imágenes con planos cortos y largos para transmitir determinadas sensaciones, utilizando además esa descriptiva música.

Volviendo a mi  especial "Diablo sobre ruedas", siempre que lo veo me siento su conductora y me veo a mí misma, atravesando las famosas carreteras secundarias americanas, tipo Route66, que tan mitificada tenemos todos los que como en mi caso, tenemos idealizado a los EEUU, ya sea por el cine, la música, los muñecos, los superhéroes,... etc


Solo sé que me subo en mi camión y me dispongo a cruzar el país de Este a Oeste, atravesando innumerables parques naturales, como puede ser el famoso Gran Cañón del Colorado. Este viaje va haciendo que me sienta libre de ataduras, de responsabilidades, hace que disfrute de cada minuto, que saboree el paisaje que se me pone en el camino,... en definitiva me siento como un águila real surcando el inmenso cielo donde yo soy la reina de este reino imaginario que me creo. Por supuesto, en este largo largo viaje de descubrimientos no puede faltarme todas aquellas canciones que siempre he imaginado irían poniendo por las emisoras locales según en el estado en que me encontrara en cada momento, pero que en definitiva serían muy americanas y se convertirían en la banda sonora de mi Gran Viaje.
Entre los temas que no pueden faltarme en este mundo mítico de American Road que me he creado son los siguientes:

Against Wind de Bob Seger


Sweet home Alabama -  Lynyrd Skynyrd


Running on emty- Jackson Browne


Go your own way- Fleetwood Mac


Juan Antonio Cortés- La Frontera (así no olvidaría mis raíces española)


Pero por supuesto, la que no me puede faltar en este gran viaje de autorealización, de libertad y rebeldía es sin duda Part of you, Part of me (Gleen Frey,miembro fundador de la banda The Eagles), tema por el que recordamos la película "Thema and Louise" (1991, Ridley Scott), entre otras cosas claro. Estupenda película de los 90 convertida en un auténtico mito feminista.




En fin....me gustaría dejar patente que esta forma que tengo de realizar mis entradas en mi blog, es la forma que tengo de seguir jugando con mis muñecos. Ya que no puedo jugar con ellos de la misma forma que juega un niño con sus muñecos, eso no me impide que siga jugando con ellos pero desde otra dimensión. La verdad, que no se aleja mucho a la forma que tenía de jugar cuando era niña con ellos imaginándome ser la protagonista de mil y una historia ya fueran de películas, de cómics, de cuentos o mías propias. Ahora mi juego radica en dejar volar mi imaginación con ellos y de esa forma me hago la protagonista de muchas batallitas aunque en este caso los muñecos me lleven al cine y allí ya me pierdo.
Lo quiero dejar claro ya que en ningún momento intento hacer crítica seria de películas ni de temas musicales ni por supuesto de cómics u otras historias. Sencillamente, expongo las emociones que se me vienen a la mente cuando estoy con mis kekos, y como las mismas terminan llevando siempre al mundo cinematográfico, al del cómic o al de la música anglosajona... entre otros temas. Lo cual es normal, ya que el cine ha sido clave en los buenos y malos ratos de mi vida al igual que lo ha sido la música o el cómic. Quizás por lo he vivido, por lo que me han inculcado en casa, por lo que me han motivado en mi infancia o sencillamente por mí.



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