miércoles, 13 de agosto de 2014

¡OH CAPITÁN, MI CAPITÁN!



Hoy mi entrada me vais a permitir que sea diferente ya que la ocasión lo requiere. Anteanoche mientras intentaba conciliar el sueño mi "otro yo" me susurró al oído: "Ha fallecido Robin Williams". En ese momento me desperté porque se me vino a la mente esta escena. 


Y le dije en forma de autoreflejo: "Oh, Capitán, mi Capitán!

No me lo podía creer que el "Capitán" de mi generación y de posteriores promociones se haya marchado sin podernos despedir de él.

Sí, Mr. Keating te has ido y no nos has permitido que nos subamos a nuestro pupitre de la vida y te digámos: ¡Oh, Capitán, mi Capitán!. En agradecimiento por enseñarnos a ser más libres de pensamiento, a pensar por nosotros mismos sin dejarnos manipular, a no tener miedo a ser nosotros mismos, a ser valientes, a creer en lo que se tiene ilusión, en confiar en nosotros, a amar nuestros gustos con pasión y a valorar por encima de todo la creatividad.

Se nos ha ido un actor típico de películas familiares, uno no muy atractivo (al menos según los cánones a los que estamos acostumbrados sobre todo los mitómanos como es mi caso), un intérprete que con sus actuaciones en sus distintos trabajos conseguía que te levantaras de la butaca del cine o del sofá de tu casa con un agradable sabor de boca y con una sonrisa. Un artista que seguramente no pasará a la historia del cine como una gran estrella al estilo mito, sino más bien como un cómico campechano, que transmitía humildad, el ser buena persona. Lo definiría como un actor de todos y para todos, uno que actuaba en películas blancas en apariencia pero con un gran trasfondo de emociones y sentimientos. Se nos ha ido sencillamente un Gran Actor, Robin Williams. 




Lo considero como el típico artista que sabes que ver una película suya va a valer la pena. Quizás ese sea el secreto de su éxito. Un talento para conseguir ese embrujo con el espectador.

"Mrs. Doubtfire", "El indomable Will Hunting", "El hombre bicentenario", "Hook", "Más allá de los sueños", "El rey  pescador", "Jack", "Popeye", "Jumanji", ...  me quedo con dos.

"Good Morning, Vietnam" (Barry Levinson, 1987).

Nunca olvidaré  la fuerza y alegría que transmitía ese disc-jockey, de la Fuerza Aérea de los EE.UU. que llega a Saigón para entretener a los soldados desplegados en Vietnam. Con su buen humor, sus comentarios (no siempre políticamente correctos) y con esa magnífica selección de música que hacía para alegrar a las tropas.


Por supuesto, nunca olvidaremos la música de este film.

Pero si hay una película mayúsculas dentro de su prolífera carrera y que nos ha marcado a toda una generación esa es sin duda: "El club de los poetas muertos" (Peter Weir, 1989).



Imagen tomada del blog: mariaypeliculasdeculto.blogspot.com.es

Se dice de un actor, que siempre tiene una película  en la que se produce algo llamémoslo mágico. La creación de un personaje en donde realidad y ficción se confunden, en donde la personalidad del personaje y del actor se convierten en una sola. Pues bien, considero que "El club de los poetas muertos" es el film donde se produce ese ilusionismo.

Robin Williams es Mr. Keating y viceversa.



Imagen tomada de http://www.revistagq.com

Mr. Keating, es el profesor (en este caso de literatura), que todos hemos querido tener en algún momento, y más cuando se ha sido adolescente. Por sus ideas, por su pasión en su trabajo, por el amor y respeto que procesa a su asignatura, por el amor, cariño y apoyo que da a sus alumnos, por ser diferente ... en definitiva por su vocación.
Con el personaje de Williams en este film se lleva el concepto de la enseñanza a su máximo exponente de idealización, muy en línea en como podía haber sido en la época griega la enseñanza. Esta idea de crear un grupo "secreto" en plan rollo "logia del estudio" en referente a algún tema en común por el que se sienta pasión, en este caso poesía, es fantástico. Me recuerda guardando las distancias a lo que cuenta la leyenda sobre Pitágoras y su grupo de discípulos, que a escondidas trataban aspectos matemáticos por considerarlos mágicos, tales como los polígonos pitagóricos o el teorema que lleva su nombre en plan sociedad secreta. 

En este film se respira una feroz crítica a un sistema educativo disciplinar, con represión, conservador, hermético y obsoleto en donde aspectos tan fundamentales en la enseñanza y educación de una persona como la capacidad de aprender a pensar, a tomar decisiones sin ningún tipo de prejuicio y por encima de todo la creatividad no tienen cabida ni respeto.

Otro aspecto interesante que destaco de la película es la apreciación que se hace de cómo el profesor tiene que bregar con sus compañeros, los cuales se lo ponen difícil ya sea por envidia o porque creen en un cerrado sistema educativo,  lleno de prejuicios y en donde lo que impera son los conocimientos sin importar el desarrollo de habilidades y estratégicas para saber utilizarlos en un futuro con éxito e ilusión. También se pone de manifiesto, cómo también tiene que saber tratar a las familias, las cuales se lo ponen difícil, al meterse en su forma de trabajar, en sus métodos, ... etc. No hay que olvidar que en esta historia los alumnos, no son pertenecientes a clases sociales bajas sino todo lo contrario. Son hijos de personas que en un 90% tienen estudios y por lo tanto todavía se sienten más en derecho de decirte como tienes que hacer tu trabajo. Eso sí, dentro de un ambiente conservador donde repito impera el conocimiento por el conocimiento. Vamos salen los alumnos como enciclopedias andantes y parlantes, jjj.

 Keating es un referente para muchos docentes que entendemos la docencia como vocación.

En fin, Mr. Keating quiero despedirme de ti al igual que algunos de mis muñecos también me lo han pedido en muestra de un pequeño pero sincero homenaje, con tu máxima: Carpe Diem!





¡Oh, Capitán, mi Capitán!